
"A los diez años creía
que la tierra era de los adultos.
Podían hacer el amor, fumar, beber a su antojo,
ir adonde quisieran.
Sobre todo, aplastarnos con su poder indomable.
Ahora sé por larga experiencia el lugar común:
En realidad no hay adultos, sólo niños envejecidos".
Niños y Adultos, José Emilio Pacheco.
Que es brígido cuando uno abre los ojos, por ejemplo, cuando te cuentan la historia lado B de las cosas. Entender como la historia de nuestro país se basa en el silencio de muchos sucesos, muchos niños por ejemplo que nunca tuvieron voz, y que sus derechos fueron y aún sigen siendo atropellados. La reflexión de ahora es cómo un niño saca la fuerza de toda su esencia, para poder salir adelante sin el apoyo y la cercanía de los que deberían ser sus protectores, sus padres.
Un niño que forja su propia Ley, que no crece a partir del amor paternal, sino de la fraternalidad y lealtad con sus iguales. Un niño que no tiene Dios, sino que tiene sus manos y pies para trabajar y poder sobrevivir. Es impactante saber cómo los niños, en contextos de vulneración, sufren toda clase de violencia, y aun así, logran mantenerse de pie, jugar y conservar esa energía y humanidad que los hace como tal.
Leanse "Ser niño huacho en la historia de Chile (siglo XIX)", de Gabriel Salazar, lo recomiendo heavymetal, es realmente conmovedor.

1 comentario:
Porque será que juegan y disfrutan sin Dios ni ley?...
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