noviembre 14, 2010

Complicidad


"Tremen Bremen" dijo la loca
y se quedó mirando

La pared no le dijo nada,
sólo estaban las grietas de siempre
con la misma sangre

La loca sonrió
y se tomó sus píldoras.

"Tremen Brumen" dijo la pared
y se quedó mirando

La loca no le dijo nada
sólo estaban las arrugas de siempre,
en la misma piel,

La pared sonrió,
la loca dio media vuelta y se fue.

febrero 01, 2010

Pretty Little Angel Eyes

La primera impresión que me dio fue un festival de adoración por el negro y el plateado. Las chaquetas de cuero, las cadenas como adornos, las cruces, las botas, el pelo largo, el olor a tabaco y la música constante de Motorhead con Pantera me hizo entrar en un submundo único, que desconocía hasta el momento. Magrieta siempre fue una seguidora de las leyes oscuras del rock pesado, y yo hasta el momento había acumulado la curiosidad suficiente para acompañarla a una de sus salidas.

Nos sentamos en la barra cerca del escenario, en donde la banda tributo desgarraba su garganta y sus sentidos, dignos de un sacrificio humano, guiados por un amor platónico y un placer sin precedentes. Prendimos un cigarro y nos dedicamos a ver por un rato el espectáculo. Y mientras Magrieta no despegaba mirada de la banda, yo recorría el lugar en busca de satisfacer mi voyeurismo por lo nunca antes visto. Para mi goce fue ver una anciana vestida solo con cueros, unos pantalones apegados a la piel, y unos brazos llenos de tatuajes, meneando su melena plateada al compás de la guitarra eléctrica. También era parte del lugar un travesti, con plataforma, que le otorgaban unos elegantes 2 metros de altura, con el rostro pintado al estilo de Kiss.

Entre la nube de humo q inundaba el lugar, unos ojos se posaron intensamente en nosotros. Un hombre caucásico de unos 45 años aprox. se acercó y con un fuerte apretón de manos me saludó. Resultó ser un viejo amigo de Magrieta que no veía hace siglos. Los vi conversar con placer, y luego lo volví a ver desaparecer entre el bloque de gente. Era un ex militar que había participado en los conflictos bélicos de Bosnia y Serbia, y que había regresado al país hace meses atrás, a vivir con su padre. Magrieta me comentó que Kirk estaba sumido en la depresión, y que su vía de escape eran estas instancias. La muerte y el sufrimiento que tanto presenció y fue cómplice le terminaron por pasar la cuenta, y ahora se dedicaba a una vida lenta, donde su principal objetivo era ver pasar el tiempo frente a sus ojos.

No pude dejar de sentir fascinación por Kirk, su imagen de hombre robusto, de piel blanquecina y ojos azules, una cabeza calva y brazos llenos de símbolos y escrituras a tinta negra. Me acerque a él y le pregunte que tal estaba, cómo encontraba el show. Recibí una mirada agresiva y un “no es un show, esto es arte compadre”. La indiferencia de Kirk me incitaba a saber más de él, y con el pasar de mis preguntas insidiosas, la agresión fue acrecentando. Kirk estaba descontrolado, comenzando a dar manotazos al aire, y sus ojos se tornaron cristalinos.

Cuando Magrieta quiso detener la situación, ya fue demasiado tarde. Kirk comenzó a repartir golpes gratuitamente a la gente que estaba circundante a él, su cuerpo temblaba sin control alguno, y la mirada horrorizante de la gente solo potenciaba el frenesí. Yo sabía lo que pasaba, y me sentí responsable por abrir una puerta que no se abre fácilmente. Decidí acercarme a Kirk y hacer el intento de calmarlo. Recibí empujones y un golpe en la cara, pero sin desviarme de mi objetivo de acercarme a Kirk. “Lo sé Kirk… lo sé” le dije mirándolo a los ojos, y tomándolo fuertemente de los brazos por mis manos. “Tu no sabes nada de esta puta vida!!! de esta mariconada que nos tiene el destino, y que juega con nosotros como se le de la gana!!!”, y se aferro con violencia de un abrazo a mí.

En ese momento pude conocer al otro Kirk, lleno de miedos e inseguridades, de fantasmas que no le dan tregua, que lo hacen sentir pendiendo de un hilo, y con el temor permanente de la locura y la muerte. El gran hombre que me aprisionaba era ahora un niño rebelde, que se negaba a ver las cosas que ya estaban encima, que ya eran una realidad. La música había parado, la gente formaba un círculo amplio alrededor nuestro, lleno de miradas mezcladas entre confusión y ternura. Muchos conocían a Kirk, pero nadie lograba entender lo que estaba pasando. Yo lo supe aquella mañana, cuando Magrieta compró una corona de flores, rosas rojas y blancas, y las mandó a la dirección de Kirk. Antes de partir a entregar el encargo, me entrometí y leí la carta.

“La vida siempre nos sorprenderá Kirk, para bien o para mal, pero hay cosas de las cuales no podremos nunca negar. Siéntelo como un nuevo comienzo, sólo tienes que dejar las cosas ir, pero comprende que las cosas que amamos nunca se van, generan un marca que nadie te puede quitar, nadie, y que tu debes aprender a guardar como un tesoro, que siempre estará contigo”. Kirk me miró, y de sus ojos ya no caían lagrimas de agresión o culpa… ahora eran de despedida, su padre había muerto.

diciembre 10, 2009

Foo Fighters - The Pretender


Keep you in the dark
You know they all pretend
Keep you in the dark
And so it all began

Send in your skeletons
Sing as their bones go marching in... again
The need you buried deep
The secrets that you keep are at the ready
Are you ready?

I'm finished making sense
Done pleading ignorance
That whole defense
Spinning infinity, but
The wheel is spinning me
It's never ending, never ending
Same old story

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays?
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays?
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

In time or so I'm told
I'm just another soul for sale... oh, well
The page is out of print
We are not permanent
We're temporary, temporary
Same old story

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays?
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays?
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

I'm the voice inside your head
You refuse to hear
I'm the face that you have to face
Mirrored in your stare
I'm what's left, I'm what's right
I'm the enemy
I'm the hand that will take you down
Bring you to your knees

So who are you?
Yeah, who are you?
Yeah, who are you?
Yeah, who are you?

Keep you in the dark
You know they all pretend

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays?
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

What if I say I'm not like the others?
What if I say I'm not just another one of your plays?
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

What if I say I'm not like the others?
(Keep you in the dark)
What if I say I'm not just another one of your plays?
(You know they all... pretend)
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

What if I say I'm not like the others?
(Keep you in the dark)
What if I say I'm not just another one of your plays?
(You know they all... pretend)
You're the pretender
What if I say that I'll never surrender?

So who are you?
Yeah, who are you?
Yeah, who are you?

agosto 12, 2009

5 de la tarde

Son 19 celdas en el corredor, contando la mía. Todas las mañanas me despierto temprano para ver la luz del amanecer, es una de las pocas alegrías que me van quedando. A través de la ventana con barrotes, en lo alto de la pared, se cuelan hojas secas que no resisten más el unísono con el árbol que las vio crecer. En algunos momentos me dan ganas de intercambiar lugar con la hoja, dejar que ella tome mi lugar y yo emprender el viaje en el aire, sentir mi cuerpo curvo, deslizándose entre esos barrotes que me alejan de la realidad.

Por lo general los días transcurren lentos, y bastante similares entre ellos, al punto de olvidar en qué momento de la existencia me encuentro. Ahora se que son las 5 de la tarde, porque mi celda se llena de color, de una mezcla entre amarillos, rojos y naranjas. Los barrotes comienzan a dar sombra, y siempre antes de que note el comienzo de todo, me hayo inmerso en un festín de sensaciones.

Es mi secreto, creo que nadie disfruta este momento tanto como yo. Me parece que en todas las celdas de la corrida derecha les llega la misma luz, pero desconozco si mis compañeros son testigos de tan asombroso festín. Para la ocasión me gusta desnudarme por completo, ver como la luz y los colores se toman mi cuerpo, los pliegues de mi piel, los vellos de mis piernas, de mi pecho, y las sombras que me invaden y me hacen partícipe del juego.

Y cierro mis ojos, comienzo a imaginar. En estos momentos es todo lo que tengo, y a las 5 de la tarde se convierte en mi mejor amiga. Me permite arrancarme a las celdas de al lado. A mi derecha, está la celda del Gato, que siempre se acompaña por su compañero de vida, el Veni. He aprendido a vivir con su estilo de vida, y me he logrado dar cuenta de que en el fondo, es un buen hombre, sólo con muy malas decisiones en su vida.

A las 5 de la tarde mi mente es testigo de la intimidad que se genera entre el Gato y el Veni, gracias a la hipnosis de los colores que se toman nuestras celdas. Se convierten en animales, y comienzan una lucha eterna que explota constantemente en quejidos, suspiros, y algunas palabras fuera de realidad. La luz los convierte en autómatas del deseo, de la carne. Yo me pego a la pared, porque a pesar de las mariconadas que hacen sin limites en la celda, me transmiten pasión, hambre de cuerpo, y a fin de cuentas, vida.

Paralelamente en la celda izquierda, esta el Mono, uno de los reclusos más antiguos del penal. Con sus 89 años, es un milagro que aun este entre nosotros. Estoy bastante convencido de que le gusta este lugar, porque le permite escapar de la soledad, aunque pase más de la mitad del día encerrado como ostra. O tal vez es cobarde, y simplemente no se quiere enfrentar a la muerte, y a sus demonios. Todo esto se desvanece a las 5 de la tarde, porque el Mono rejuvenece, toda esa luz y esos colores lo convierten en un púber, en una persona capaz de construir toda una vida de nuevo. Y me turno para pegarme a su pared, para seguir llenándome de vida, mientras en mi propio lugar los amarillos inundan mi cuerpo, los naranjas cicatrizan mis heridas y los rojos abren otras nuevas.

Desconozco lo que ocurre más allá. Tocan mi puerta, y abro los ojos. El gendarme se vuelve a reír de mí como lo hace todos los días después del espectáculo. Me dice “Peter, vo’ nunca vai a cambiar…” y me da la señal para ponerme mis ropajes y bajar a comer. Me entristece un poco volver a todo, en pleno viaje a la oscuridad total.

Hoy afuera pasó el Gato, y me saludó. Andaba enojado. Atrás pasó el Veni con la mirada pegada en el suelo, y con tristeza en su rostro. No importa Veni… – le dije - mañana será otro día, una nueva tarde, y un nuevo atardecer, y las cosas serán mejor… yo lo sé, créeme.

agosto 03, 2009

Ido


La languidez de una gota me tiene suspendido
se niega a caer, como yo a salir de este estado
la radio suena, y pareciera ser más sabia que yo en este momento
sentado aquí, en una esquina de mi casa, veo el día irse
como cambia de luz, de colores, de animosidad

Entra el letargo, y las ideas se disipan
cuesta mantener una coherencia cuando los árboles desaparecen del mapa
y todo se transforma en un solo plano, en negro
el café cargado de mi taza no logra hacer la diferencia
sólo la refuerza

De un momento a otro me doy cuenta que mis ojos están cerrados
los entiendo, no tienen ganas de abrirse
pero les digo "ábranse, no habrá mucha diferencia, la tarde ya se fue"

junio 27, 2009

Plan Secreto


Nuestros cigarros ardían con intensidad anoche, y se veían a lo lejos entremedio de toda la gente. Ambos compartíamos un plan, un secreto que arruinaría la noche de todos. Los faroles alumbraban el momento que todos estaban esperando, en una noche lluviosa, púrpura y con un aire frío pero no menos elegante a la fiesta.

Llegamos de bajo perfil, y con el pasar del tiempo nuestros trajes negros, pulidos a más no poder, comenzaron a llamar la atención. Los cigarros seguían ardiendo y las miradas se multiplicaban. Claramente habían notado nuestra presencia. La hija de tu jefe se acercó tan insípida como siempre, y te robó algunas palabras. Ya es usual que en momentos así deje ver su desesperación por buscarte y estar contigo.

El plan se acercaba a su ejecución, y nuestro deseo de ser imponentes y rebeldes se veía cada vez más real. Le quedaba poco lumbre a nuestros cigarros, y comenzó a sonar una canción lenta, una que conocíamos los dos, que en algún minuto nos sacó risas, miradas, y besos. Era el momento, aquí y en ningún otro punto donde el plan debía llevarse a cabo. Nos miramos, con malicia, con ganas de quemar el lugar, de hacerlos hablar, de hacer llorar a la hija del jefe, de revolucionar el momento, de matarlo de la manera más sanguinaria posible…

Pero no pudimos. Mirarnos a los ojos, escuchando aquella canción, nos frenó. Nos dimos cuenta que los demás en verdad no importaban, que el esfuerzo por arruinarles la noche no valía la pena, porque el momento para nosotros era más significativo. Así que salimos, la noche seguía allí, acompañada por la lluvia que no dejaba de caer. Y nos volvimos a mirar. En el suelo, el agua junto a la luz de los faroles lograba reflejar dos siluetas, una intensa, irreverente con su pañoleta verde, y la otra sencilla, media enamorada.

En cuestión de segundos pasó un auto a lo lejos, y las luces delanteras a distancia revelaron en el charco de agua como las dos siluetas se juntaban y confirmaban que aquel momento realmente sería sólo para ellos.

mayo 23, 2009

Tres Miradas



“Voy a tener suerte…voy a tener suerte”, me empecé a decir desde temprano, y ya son las 7:14. Me resulta extraño levantarme con un nuevo objetivo en la vida: Conseguir trabajo. A mi edad es bastante común – me digo - comenzar esta etapa, pero no puedo evitar sentir un poco de nerviosismo dentro de mi estómago. “Mejor pongo la radio” me dije a mi misma, y me levante de la cama, al parecer el día esta conmigo, porque hay un sol que lo ilumina todo. Me desnudo y no puedo evitar verla dormir, admito que gran parte de mí la envidia, por disfrutar aún el escape de la realidad en sus sueños. Se percata de que coloco la radio, y da unos giros sin intención alguna de despertar. La mañana siempre le concede inocencia y pureza, y creo que eso es una de las cosas que más me encantan de ella. Su piel blanquecina, su pelo liviano y ondulado – mi ricitos de oro me gusta decirle cuando nos ponemos cercanas – sus lunares en la espalda, todas sus cosas me matan un poco cuando me toca dejarla. En fin, es hora de que me vaya a duchar, son las 7:24 y el día sigue, con o sin mí.

“Voy a tener suerte…voy a tener suerte”, me empecé a decir desde temprano, y ya son las 7:05. Me costó bastante quedarme dormido, creo que la ansiedad me tiene un poco sobrepasado. Es un nuevo día, y me toca ir a buscar trabajo. De alguna forma me emociona transitar desde ser un estudiante universitario, a un trabajador, pero debo confesar que hecho de menos levantarme temprano y tener la libertad de antes. Me da una flojera ducharme en las mañanas – siempre me ha dado en verdad – pero siempre hay que estar presentable. El sol que llega por la ventana me tiene encandilado un poco, y no me gusta despertar bruscamente, me gusta que el sueño se vaya de a poco. Mientras me levanto, ella sigue durmiendo placenteramente, ya que no le toca levantarse hasta que mi pequeñito despierta. Sin embargo, cada día que despierto, se me hace más difícil y confuso conformarme con las razones para tenerla a mi lado. Es la vida que siempre quise, pero que ahora me sorprende y me deja sin saber que hacer. Pero es mejor no pensar tanto las cosas, la comida no llega a la casa sentado y reflexionando. En fin, es hora de que me vaya a duchar, son las 7:16 y sigo sin recuperar mi libertad.

“Voy a tener suerte…voy a tener suerte”, me empecé a decir desde temprano, y ya son las 6:59. Siempre me despierto antes de que suene el despertador. Amo dormir, pero nunca puedo hacerlo en exceso, la costumbre me levanta con la salida del sol. Luego me doy cuenta de que tengo un brazo a mi alrededor, que me aprisiona pero que a la vez me protege, me da calor y me espera cuando los días no me tratan bien. Siempre lo miro con gracia todas las mañanas, me sorprende su capacidad para dormir horas y horas seguidas sin inmutarse de lo que sucede en el mundo. Se podría estar cayendo el edificio, y él seguiría en su sueño profundo. Y a mi hoy me toca presentarme a una entrevista de trabajo – de la cual estoy bastante confiado – vestido de traje formal, y con mi mejor sonrisa. Siempre he sido bastante “hippiento”, pero debo decir que no me molesta el cambio de formalidades. Pero la vida es así, en cambio constante. La luz del tremendo sol que apareció hoy me da buenos indicios. Me zafo del ancho de su brazo, y lo beso en la frente, como lo acostumbro a hacer todas las mañanas, y refunfuña, lo cual ya es toda una tradición. En fin, es hora de que me vaya a duchar, son las 7:20, y siento que mi vida no puede estar más completa.