
Soy un hombre sin nombre, todo lo que se podría estar de más. Si no supiera nada de lo que se, mi existencia seguiría siendo una realidad, así que prefiero mantenerme inmerso en la ignorancia sobre mi persona. Sin embargo, la inquietud no me deja, se niega a tomar alguna dirección fuera de mí.
Aparece la necesidad de despejar mi cabeza, por lo que salgo a recorrer la noche, y me doy cuenta cuanto me gusta acariciar el cielo cuando esta aterciopelado, sentir entre mis dedos el cariño y la seda del viento me elevan de la preocupación por momentos, y me permiten entrar en un espacio sin presión ni gravedad, en una nada que me comprende completamente, que me cobija y no pide explicaciones.
De vuelta en mi ruta me doy cuenta que soy un hombre que no tiene alguna, por lo que mis pasos desvariantes son mas sabios que yo en este momento. Miro hacia arriba, y veo las hojas verdes de los árboles, a diferentes distancias, con diferentes tonos. Pareciera ser que las hojas son personas, sí, con diferentes intenciones, y diferentes sentimientos.
Se hace cada vez más oscuro, y yo más perdido entre la jungla de cemento, donde la naturaleza trata de sobrevivir, paradojalmente a las películas de hombres perdidos en la selva tratando de salvar sus vidas. Ya hoy es diferente, es la tierra la que se abre paso magistralmente para no morir del todo. Y me doy cuenta que yo también soy tierra, y también corro el riesgo de que el cemento me coma, se inyecte en mis venas y me haga su esclavo. Pero no, soy un hombre sin nombre, y por ende, la tierra puede reclamar su dominio en mí, y no me opondré.
De regreso, me cuestiono la herramienta más poderosa que tiene la tierra para sobrevivir, y me doy cuenta que es el amor. El amor para este hombre sin nombre resulta un concepto virgen, pero sin embargo siempre presente. Presente como la inquietud que tiene y que no sabe explicar.
Me detengo un momento, y me doy cuenta de que algo esta cambiando, de que el hombre sin nombre está dejando de ser nadie, y comprendo la inquietud que se niega a abandonarme. Es el amor que me exige una explicación, que me confronta y me dice “aquí estoy, ahora que harás?”. La tierra al parecer no quiere que yo muera, y me está dando una oportunidad, está reuniendo sus fuerzas en mí, para que yo no perezca en el mismo destino en que ella se ve.
Me cuesta dejar de temblar del miedo, pero el misterio que resulta ver cómo adquiero un nombre me impulsa a seguir adelante. Soy un hombre sin nombre, pero resulta que no quiero ser innombrado, me he rebelado conmigo mismo. La inquietud repentinamente se calma, y aparece una sonrisa en mi rostro que resulta vencedora.
Ya de regreso en casa, abro la puerta y estas reposando en el sillón, de la manera más cómoda posible, como si fueras el ideal personificado de tranquilidad y confortabilidad. Me acerco y te siento, tu aroma, tu imagen, tu existencia. La naturaleza tenía la razón en darme la oportunidad de vivir. Ahora, ¿cómo te digo que por tu culpa he dejado de ser el hombre sin nombre?, creo que será un secreto. Y ahí fue cuando me di cuenta… el viento son tus palabras, el espacio son tus abrazos, y el verde son tus ojos, que mirando a los míos, siempre iluminan.
Aparece la necesidad de despejar mi cabeza, por lo que salgo a recorrer la noche, y me doy cuenta cuanto me gusta acariciar el cielo cuando esta aterciopelado, sentir entre mis dedos el cariño y la seda del viento me elevan de la preocupación por momentos, y me permiten entrar en un espacio sin presión ni gravedad, en una nada que me comprende completamente, que me cobija y no pide explicaciones.
De vuelta en mi ruta me doy cuenta que soy un hombre que no tiene alguna, por lo que mis pasos desvariantes son mas sabios que yo en este momento. Miro hacia arriba, y veo las hojas verdes de los árboles, a diferentes distancias, con diferentes tonos. Pareciera ser que las hojas son personas, sí, con diferentes intenciones, y diferentes sentimientos.
Se hace cada vez más oscuro, y yo más perdido entre la jungla de cemento, donde la naturaleza trata de sobrevivir, paradojalmente a las películas de hombres perdidos en la selva tratando de salvar sus vidas. Ya hoy es diferente, es la tierra la que se abre paso magistralmente para no morir del todo. Y me doy cuenta que yo también soy tierra, y también corro el riesgo de que el cemento me coma, se inyecte en mis venas y me haga su esclavo. Pero no, soy un hombre sin nombre, y por ende, la tierra puede reclamar su dominio en mí, y no me opondré.
De regreso, me cuestiono la herramienta más poderosa que tiene la tierra para sobrevivir, y me doy cuenta que es el amor. El amor para este hombre sin nombre resulta un concepto virgen, pero sin embargo siempre presente. Presente como la inquietud que tiene y que no sabe explicar.
Me detengo un momento, y me doy cuenta de que algo esta cambiando, de que el hombre sin nombre está dejando de ser nadie, y comprendo la inquietud que se niega a abandonarme. Es el amor que me exige una explicación, que me confronta y me dice “aquí estoy, ahora que harás?”. La tierra al parecer no quiere que yo muera, y me está dando una oportunidad, está reuniendo sus fuerzas en mí, para que yo no perezca en el mismo destino en que ella se ve.
Me cuesta dejar de temblar del miedo, pero el misterio que resulta ver cómo adquiero un nombre me impulsa a seguir adelante. Soy un hombre sin nombre, pero resulta que no quiero ser innombrado, me he rebelado conmigo mismo. La inquietud repentinamente se calma, y aparece una sonrisa en mi rostro que resulta vencedora.
Ya de regreso en casa, abro la puerta y estas reposando en el sillón, de la manera más cómoda posible, como si fueras el ideal personificado de tranquilidad y confortabilidad. Me acerco y te siento, tu aroma, tu imagen, tu existencia. La naturaleza tenía la razón en darme la oportunidad de vivir. Ahora, ¿cómo te digo que por tu culpa he dejado de ser el hombre sin nombre?, creo que será un secreto. Y ahí fue cuando me di cuenta… el viento son tus palabras, el espacio son tus abrazos, y el verde son tus ojos, que mirando a los míos, siempre iluminan.
.

No hay comentarios:
Publicar un comentario